Perlas del cine estival
Auspiciosos estrenos cinematográficos abrieron la temporada 2006 del séptimo arte y, aunque la fiebre del Oscar suele nublar todo bastante, conviene repasar algunas de las perlas que ofrece (y ofrecerá) la cartelera.
Lejos, muy lejos, Munich ya se perfila como una de esas películas que dejarán una huella. Cuesta creer el ambiguo tratamiento de la crítica en general para un film que aborda de manera tan jugada un controvertido hecho histórico (y su correspondiente metáfora actual) con tal nivel de lucidez en lo ideológico como genialidad en lo narrativo. Es una redundancia desarrollar que Spielberg es uno de los directores americanos más importantes de la historia, como señalar que la producción cuenta los acontecimientos posteriores a la masacre de los atletas israelíes en las olimpíadas de Munich del ’72. Lo importante es “como” el director lleva adelante esta empresa.
Como en toda película de Spielberg, la fuerza narrativa se sustenta en excelentes actuaciones: el grupo encargado de la “vendetta santa” comandado por un soberbio y sombrío Eric Bana, es el pilar para transmitir las experiencias de unos hombres que comienzan un camino con honor, para terminar devorados por la misión heroica que encararon. La textura lograda por el director a través de la composición fotográfica y la dirección de arte crean un microcosmos en el cual el espectador es testigo de un cuadro perfecto, asfixiado por la vorágine de los acontecimientos terribles que mutan en lo ideológico a lo largo del film. Como siempre, el detalle de secuencias con la firma del director (como el encuentro entre el grupo del Mossad y los integrantes de la OLP o la escena con referencias hitchcockianas del atentado en Roma) confirman el precio extra, la frutillita del postre, lo que marca la diferencia.
Brokeback Mountain es una gran película. Hace mucho tiempo que un film no alcanza tal nivel de intensidad en la transmisión de sensaciones. Es una película cuidadosamente visceral, soportada por las fuertes actuaciones de Heath Ledger y Jake Gyllenhaal. Ang Lee, evidentemente, se propuso dejar su marca en cuanto género cinematográfico ande dando vueltas. El director consigue momentos de fuerte compromiso con el concepto que transmite desde la simpleza (y belleza) de su estilo narrativo. Si bien es una soberbia producción, corre el mismo riesgo que, hace unos años, le tocó vivir a Lost in Translation: la sobre valoración. Más allá de ser un film bastante más interesante en muchos aspectos que el de Sofía Coppola, la carrera por los diferentes premios y su condición de favorita, le juegan en contra.
Por último, quedan para destacar varias obras más: El increíble castillo vagabundo (Howl's Moving Castle/Hauru no ugoku shiro), la última película del genial Hayao Miyazaki, confirma la senda narrativa elegida por el director. Unos fondos bellísimos, plagados de detalles multicolores que muestran mundos de increíble poder imaginario, son el escenario para la vida de personajes ambiguos, complejos, tan caros a la narrativa oriental en animación. Por otro lado, Walk the line, la película en forma de biopic que cuenta la historia del mítico Johnny Cash, es un buen ejemplo de cómo abordar el género sin condescendencias o demagogias narrativas; exactamente lo opuesto a la medicre Ray del año pasado. Párrafo aparte para las interpretaciones de Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon, motor (casi) único del film ¿Nadie va a mencionar la excelente y sorpresiva interpretación en reparto de Robert Patrick?
Por último, una estrellita para Syriana, una gran demostración de cine de intriga política bien llevado adelante. Todo lo fallido y pretensioso de Traffic, acá está correctamente colocado y juega a favor.
1 Comentarios:
Mucho para ver, mucho para ver... pero después de nuestra descordancia con Crash, ya no sé si hacerle caso...
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