sábado, noviembre 25, 2006

Art School Confidential

Cuando una de las mejores películas del año no llega a los cines

Buen film

Es notable la cantidad de variables que pueden derivarse del abordaje a un film más allá del puro análisis cinematográfico.
Art School Confidential, la última película de Terry Zwigoff (Crumb, Ghost World, Bad Santa) no llegó a las salas comerciales de Argentina, poniendo otra vez en tapete el debate acerca de cual es el criterio a la hora de seleccionar material para exhibir en los cines del país (en el mejor de los casos, porque el interior suele quedarse afuera, aún, de varios estrenos que tienen lugar en Capital Federal y Gran Buenos Aires solamente).
Cuestión de convocatoria y recaudación, señalará un distribuidor avezado, mientras algún representante de los multicines aseverará sonriendo. En realidad, eso carece de fundamento ya que no se explica, por citar un ejemplo, el porque del estreno de The Covenant, una flojísima reversión americana de Harry Potter que, al día de su llegada a los cines, ya circulaba en versiones piratas y ni en ese formato justificaba su adquisición. ¿Qué conviene, entonces, estrenar? Por lo pronto, se puede aprender del caso El Ilusionista, la película sorpresa del año, de bajo presupuesto, pocas salas de exhibición, distribuidora menor y muy buena recaudación. O recordar las apuesta de Warner por productos como American Splendor y Elephant, de la factoría HBO pictures, con buenos resultados a pesar de lo segmentado de su convocatoria. Es, en definitiva, una cuestión de ejercer buen criterio por parte de los programadores en juego.
Art School Confidential es un claro ejemplo de un film que, bien trabajado desde la promoción, es sumamente estrenable. No solo porque se presenta como una de las películas más frescas, interesantes y jugadas de la temporada, sino por su alto vuelo en la propuesta general y su nivel de entretenimiento. El director Terry Zwigoff volvió a reunirse con el guionista de comics Daniel Clowes, con quien ya había pergeñado Ghost World, y una vez más atacó con su transposición cinéfila de la historieta underground americana. El resultado es un film exquisito, que interpela la farsa del surgimiento y éxito del artista, con su ambiente snob y sus estereotipos sociales. La historia se articula desde la comedia cínica, que buen resultado le da al realizador, pero se cruza muy inteligentemente con una línea policial que deriva en la resolución de la trama y cierra el concepto general de la producción.
Por suerte, el consuelo que queda, es que tuvo su edición nacional en dvd, con muy buena cantidad de extras.
Un último detalle: ¿era absolutamente necesario lanzarla con el patético título de El arte de la seducción?

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