miércoles, noviembre 14, 2007

The Hoax

Hoax

La última película de Lasse Hallström (Casanova, The Cider House Rules), probablemente sea la mejor de su producción americana. Lástima que la calidad no fue correspondida con engrosamiento de taquilla y, como penosa consecuencia, no llegó a exhibirse en varios países. Argentina, con una pésima política de estrenos cinematográficos, no quedó fuera de esta exención.
The Hoax, ya de movida, aborda un género complejo en cuanto a la llegada a buen puerto: el de la biopic (que pesa con ese terrible preludio de: “basado en una historia real”). En este caso, se centra en la persona de Clifford Irving, periodista y escritor americano que cuenta con el curioso aporte histórico de haber embaucado a una editorial de primera línea y a varios medios de su país, con una falsa autobiografía de Howard Hughes.
Es interesante sumergirse en este film con posterioridad a la mirada de F for Fake (ver post anterior). En el documental de Welles se puede ver al verdadero Irving mientras compartía ágapes y tomaba apuntes para la biografía de su amigo el falsificador de cuadros Elmyr de Hory. Allí mismo se referencia a la posterior estafa Hughes. Es simple: un incipiente embaucador se enamora de uno de mayor carrera, el mejor de todos los tiempos.
Por lo pronto, el primer acierto de Hallström en su película es Richard Gere: su composición de Irving es soberbia en cuanto a la actuación y su parecido en el perfil físico, asombroso. Gere es el alma de film para distribuir desde el centro de la escena una narrativa perfecta, que asocia al espectador a la faena del estafador y lo convierte en cómplice y voyeur del periplo del protagonista para mantener una mentira sobre otra.
Estéticamente, el realizador logra capturar la atmósfera de la década del setenta, no solo en el diseño de arte, sino en la iluminación y composición del cuadro.
Como compañero de andanzas de Irving está el introvertido pero eficiente Dick Suskind, encarnado por Alfred Molina que aprovecha cada contrapunto con el personaje principal para lucirse y fortalecer el desarrollo narrativo del film.
Párrafo aparte merece la siempre increíble Marcia Gay Harden, como la esposa de Irving, un reflejo del mundo que se desmorona pese a los intentos del periodista por poner en marcha una vida de fábula.
Para cerrar, Hope Davis demuestra su capacidad todo terreno como la ambigua editora de turno.
Casi como una letanía, se puede señalar que, de haberse estrenado, sería una de las mejores películas del 2006. Todavía se espera su edición oficial en dvd por estas pampas. Lamentable.

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