viernes, marzo 16, 2007

Respecto de los Oscars

Scorsese y su merecido premio

Ante todo, gracias por las opiniones y el aguante frente a la más que escasamente fértil información de este blog de los últimos meses.
Como todos sabemos, en los premios Oscars se juegan aspectos que exceden lo puramente cinematográfico, o lo relativo a la calidad y pericia para la utilización de una gramática cinematográfica en pos de una historia que contar. El evento de este año no fue la excepción. Calificada en muchos medios como “una noche demócrata”, en realidad tuvo más gusto a “miren que abiertos somos, como valoramos la diferencia”…
Esto, desde ya, no está planteado desde un discurso de barricada. Basta recordar, como, en su momento y en los mismos Oscars, se apoyaron las invasiones americanas a Oriente Medio y demás acciones reprobables. Es sentido común.
Hecha la salvedad, quienes amamos el cine de Martin Scorsese disfrutamos inmensamente esta tardía retribución. Las estatuillas obtenidas son más que acertadas: no hubo película mejor que The Departed en el año 2006; como director demostró, una vez más, un trato superlativo en los elementos del lenguaje del cine a la hora de narrar; su eterna e inmensa montajista fue galardonada y el guión adaptado potencia enormemente la versión oriental original. Que quede claro: Infernal Affairs es una buena película, un clásico de oriente a partir de una buena idea. The Departed es una obra maestra. Y aquí emerge un segundo punto. Se puede aceptar que se opine acerca de lo injusto de este premio, que galardona recién ahora a un director de la talla de Scorsese, y que dejó pasar, otrora, joyas imposibles como Taxi Driver o Raging Bull. Está bien. El error comienza cuando se afirma que, The Departed, es una obra menor en la filmografía del director. Totalmente desacertado. El film es ya un clásico, a la altura de cualquiera de las películas mencionadas o de obras como Goodfellas, Cape Fear o Mean Streets. Y esto surge a partir de un análisis serio, considerando cada elemento utilizado en función de la historia y las emociones que busca transmitir. Si no aceptamos eso, es como resignarse a que todo lo mejor quedó en el pasado y la idea de sentarnos en algún momento en una sala y disfrutar con algo que nos conmueva parece imposible.
En otros aspectos de la ceremonia, fue también muy gratificante descubrir el reconocimiento a El Laberinto del Fauno. Hubiese sido perfecto si se la premiaba, también, como mejor película extranjera y como mejor guión original. Y, porque no y más allá de nuestro cariño por Santaolalla, que bueno hubiese sido el premio a esa exquisita banda sonora.